jueves, 5 de noviembre de 2015

José Luis Mata - "Tengo hambre insaciable de conocimientos"


Desde que tengo uso de razón, he tenido influencia de la música desde muchas perspectivas. La música estadounidense, europea, el rock, pop y los éxitos de los 80´s  y 90´s los conocí gracias a una persona con calidad humana, siempre hambriento del conocimiento y aprendizaje de otras culturas. 
Por mis pensamientos vagos estaba presente él, como profesional, hijo, amigo, hermano y ciudadano ejemplar. Considerándome su fan y seguidora número uno, no tuve la menor duda en postularlo para conocer sobre toda su maravillosa trayectoria.
Mi admiración, respeto, cariño y confianza desvanecieron mis nervios al momento de acordar el encuentro. Buen sentido del humor y disponibilidad fueron sus cualidades al momento de aceptar la invitación, también fue flexible al momento de acordar la fecha y la hora de la misma.
Puntual se conecta en su red social Facebook que, aunque es muy frecuentada y a través de ella puede dar a conocer su trabajo, como también el de sus artistas favoritos, músicos y muchas destrezas que lo apasionan, acota que le gusta mucho más Twitter, ya que considera un reto informar en 120 caracteres allí escribe no solo en español, sino también en francés e inglés. Con su mismo acento guaro pero un poco mutilado por el argentino, hace saber con un saludo caluroso que ya está disponible para la charla.
Animado con muy buen semblante, risueño y siempre atento es José Luis Mata, productor de radio, teatro y televisión, director de producciones para televisión, productor musical, reportero, fotógrafo, redactor creativo, profesor de talleres radiales, escritor, musicalizador, diseñador de comerciales, director creativo, redactor de reportajes sobre cine, música y artes, guionista, intérprete de doblaje al español de comerciales europeos, periodista de farándula como también de espectáculos, actor, compositor y con amplios conocimientos de francés, ruso, alemán y algo de portugués.



                     Una de sus primeras fotos de cuando llegó a Barquisimeto

Nació en Maracay, estado Aragua, en el año 1967. Allí vivió su niñez hasta los 6 años de edad, luego sus padres decidieron retornar a Barquisimeto, donde se encontraba toda su familia materna.
Relata que fue obligado a crecer rápidamente desde su llegada, ya que donde vivía en una reconocida avenida de Barquisimeto, la cual era una zona no explorada por el mismo, debido al poco espacio que disponía para jugar como los demás niños.
“En casa estaban mis dos tíos: Jennys y Héctor, que eran mayores que yo, para entretenerme me ponían a hacer letras y números, mis juegos eran pintar, escuchar música de mis tíos, como también armar rompe cabezas que aún me encantan” - comentó al respecto Mata.
Cuenta que desde su entrada a la escuela su futuro estaba escrito como una persona brillante, puesto que a su llegada sus primeras palabras fueron:
“Maestra yo sé escribir y también leer”, esto le recuerda una anécdota muy curiosa, “cuando entré al kinder, le dije a la maestra que sabía leer, entonces me tomó de la mano y me llevó a primer grado, allí me hicieron examen de lectura, sumas y restas. Entonces, viendo que sabía hacerlas, me llevaron de inmediato al segundo grado, allí también me probaron y acerté todo lo que me pusieron hacer, acto seguido: me llevaron al tercer grado ¡Todo eso en menos de una hora!. Cuando la maestra del tercero me preguntó si sabía multiplicar y dividir, le dije: ¿qué es eso?, así que me devolvieron al segundo grado donde comencé mi primer día de clases”.
Sus estudios fueron de la mano con la diversión. Jugaba a ser un gran escritor o director de cine, posaba frente al espejo con libros, soñando con algún día tener sus propios libros o cuentos publicados. A los 11 años de edad un ente gubernamental organizó un concurso de cuentos, fue allí donde  participó con su primera creación “La oruga que se convirtió en mariposa” una versión coloquial del clásico “El patito feo”, y aunque no obtuvo el triunfo, recibió un premio especial como “Cuento Original”.





Su juguete favorito era un view master donde veía películas estáticas, a partir de ese momento visualizaba su futuro y su amor por los medios audiovisuales.
Con el paso del tiempo fue materializando su pasión por el cine, música y las artes, estudiando pintura en la escuela Martín Tovar y Tovar de Barquisimeto,  música en la escuela Vicente Emilio Sojo, como también producción de radio y tv en Caracas y en la ciudad que lo adoptó, Barquisimeto.  
Comenta que todo comenzó de adolescente, cuando escuchaba las pocas emisoras que existían Barquisimeto, sobre todo las que colocaban rock, pop u otro género de música distinto a lo que sonaban las demás.
“Me sentaba con un pequeño radio a escuchar la emisora Radio Juventud, ya que desde sus inicios colocaban rock, yo estaba con una libreta atento a todo lo que decía el locutor, así que yo lo plasmaba en ella, así fui aprendiendo de los grandes antes de comenzar a trabajar en la radio” - agregó con tono nostálgico.




Con algunos compañeros de labor de el diario El Impulso, con el cual colabora desde 1990

Imaginaba trabajar en radio juventud 840 AM y luchó por ello, ya que su primera experiencia fue en 1.989 en el desaparecido Palacio Radial de Barquisimeto.
En dicha emisora se formó con grandes personajes como Víctor Olavarrieta Jr. y César Granados, incursionando por primera vez como productor.
Su formación radial también estuvo basada en las estaciones de onda corta que escuchaba durante las noches encerrado en su habitación. Gracias a los programas que emitían Radio Moscú Internacional, Radio China, Radio Francia Internacional, Radio Nacional de España y la BBC de Londres, Mata aprendió el estilo europeo de producción.

En 1990 entra a laborar en la primera emisora en frecuencia modulada de Barquisimeto, llamada OK 101.5 FM y pocos meses después de su debut como productor, gana el premio "Mara de Oro", gracias a su programa "Un rincón de Venezuela", donde exaltaba la música folklórica de nuestro país. Creó el primer espacio radial de música brasileña y de rock en español del Centro occidente del país. 




Junto a Manolo Ferrer, dueño de OK 101.5 FM en una foto de inicios de los 90´s

En los siguientes años fue incursionando en otros medios así como perfeccionando sus destrezas, algunos de sus trabajos más destacados fueron:
  • Productor de televisión, guionista y productor NCTV en Lara.
  • Periodista y reportero de artículos variados TV  Technology  Magazine en Virginia – U.S.A.
  • Periodista y reportero de artículos variados Radio World Magazine en Virginia – U.S.A.
  • Productor de Televisión, director y redactor de guiones programa “Videopolis” Canal 11. Barquisimeto.
  • Productor y conductor de Música alternativa, programa La Megamotora La Mega Estación 103.3 F.M. Barquisimeto.

  • Redactor creativo, diseñador y productor de comerciales ARS Publicidad Barquisimeto.
  • Productor de teatro, Teatro Nacional Juvenil de Venezuela (TNJV), Barquisimeto.
  • Director creativo, productor, musicalizador, diseñador de comerciales, redactor de guiones Cyma 94.1 F.M. Barquisimeto.
  • Desde el año 1999 hasta el año 2011 fue redactor de reportajes sobre cine, música y artes, diseñador de comerciales-Diario El Impulso, Barquisimeto.
               Desde el año 2003 en adelante trabajó como:
  • Reportero – corresponsal desde Venezuela, reportajes y entrevistas, Urban Latino Magazine, New York – U.S.A.
  • Director cine Club “Juan Arcadio Rodríguez” Ateneo de Barquisimeto (Centro Cultural).

Viajero incansable, participó también en un cortometraje que fue filmado en la ciudad de Amberes, en Bélgica, llamado “La Danza macabra” donde su personaje hacía referencia a un mafioso colombiano, que le dificultaba el trabajo al protagonista, allí aprendió a bailar tango y más experiencia con respecto a su pasión por las artes.





                                    Cortometraje "La Danza Macabra" que Mata realizó en Bélgica


Debido a su labor como periodista en Europa, Canadá y Venezuela, descubrió un hobby muy interesante: el coleccionar autógrafos. Durante sus visitas a las ruedas de prensa en el mundo en los que conoció artistas de la talla de Celine Dion, Madonna, Quentin Tarantino y Steven Spielberg, por citar algunos, despertaron en él aquello que ahora es un sueño que está a punto de materializarse,  El Museo de la Música Pop, ya que no solamente cuenta con firmas de grandes artífices, sino también discos de oro y material de colección relacionados con la música y el cine que algún día serán exhibidos en público. 




     
                                                 Con parte de su colección personal


Cuenta que solo tenía dos preguntas para realizar debido a la gran presencia de periodistas y medios en estos encuentros de los artistas con los medios. La primera la usaba para cumplir con su labor reporteril y la segunda era ¿me das tu autógrafo?, esto causaba un impacto o, según el caso, curiosidad en el artista,  pero a la final lograba con su cometido.

Entre las anécdotas más relevantes que recuerda fue: "cuando me tocó entrevistar a The Rolling Stones y cuando les pedí el autógrafo, me dieron un no rotundo, porque muchas personas les piden su firma para después venderlas a un alto precio por la Red. Entonces les dije: mírenme las canas, soy fan de ustedes desde que era niño, ¿me van a negar su autógrafo?, Mick Jagger sonrió y me dijo: dame que yo sí te lo firmo”.




  Portada del CD de Nadia Ayche en el cual aparecen 3 temas escritos por Mata 


Poco antes de dejar Alemania, tuvo el honor de producir y escribir 3 canciones en español para la cantautora hamburguesa Nadia Ayche, conocida por formar parte de la banda "Mr. President" y por dedicarse a protagonizar musicales. Los 3 temas compuestos y escritos por Mata aparecen en el álbum "Lullabies" (Canciones de cuna) de Ayche.

Para escuchar uno de los temas, pise este enlace: 

http://www.ivoox.com/nadia-ayche-jose-luis-mata-el-audios-mp3_rf_1610671_1.html



Créditos del CD de Ayche, donde aparece el nombre de José Luis Mata (3era línea)


Durante su estadía en Barquisimeto, entre los años 2009 - 2011, luego de su retorno de Europa, laboró en el Diario El Impulso, en los suplementos de turismo y farándula, además realizó en el canal regional V+TV un programa llamado "De otro mundo", un magazine que incluía turismo, música, cine  más, con material inédito que trajo Mata de los países donde estuvo o vivió. 



                                               Primer negro del programa "De Otro Mundo"


"La estructura del programa era una producción al estilo europeo. Tanto que la conductora tenía un guión que tenía que memorizar, así como un vestuario donde no mostraba piel, ni hablaba en voz alta (...) presenté el piloto a varios canales de televisión y la mayoría me decía que era mucha producción para un "pueblito" como Barquisimeto, situación que me molestaba enormemente, porque es necesario presentar programas de calidad para mejorar la cultura y los conocimientos del televidente"

La producción "De otro mundo", era realizada solamente por tres personas, Mata quien era el guionista y productor, Marigil Matos que era la conductora, también fungía como productora y editora, y su marido, Reinaldo Rutigliano, quien era el productor ejecutivo y director del programa. También se unía temporalmente Yefer Nieto, quien diseñó las coletillas y la presentación del espacio.

"A pesar del corto tiempo que DE OTRO MUNDO estuvo en el aire, lo recuerdo con cariño, porque era un trabajo entre amigos y de gente muy profesional" - dijo José Luis al respecto.



                       Marigil, José Luis y Reinaldo, el equipo del programa "De otro mundo" 

 
Colecciona DVD’S originales, así como CD’S y ha tenido la oportunidad de obtener ropa y premios que los artistas han puesto a la venta en la Red o los ha canjeado con coleccionistas. Hace un par de meses publicó en Argentina, uno de sus cuentos en un libro recopilatorio llamado “A la luz de los Caireles” y en la actualidad escribe otro sobre música.




             Con el libro "A la luz de los Caireles" que se editó en Buenos Aires, Argentina 


"Tengo hambre insaciable de conocimientos y no puedo saciarla, es por ello que aún sigo leyendo, estudiando, aprendiendo día a día" - finalizó sonriente José Luis.

Alexandra Freitez Iribarren - Noviembre 2015



Foto con la conductora de televisión argentina Anabela Ascar, quien entrevistó a Mata por su gran colección de autógrafos



                              Video de la entrevista con Ascar


Entrevista que le hizo el Diario El Clarín de Buenos Aires a José Luis, por favor pise el siguiente link para leerla 



Con el disco de oro de The Beatles que compró en Alemania

domingo, 22 de marzo de 2015

Perdido en Amsterdam (2da parte)

Los antiguos edificios de Amsterdam parecen casas de muñecas


Amsterdam es una ciudad hermosa.
Está compuesta por canales de agua que atraviesan todo el lugar.
Es impresionante ver que en dichos canales hay casas barcos, restaurantes y hasta hoteles, flotando sobre el agua.

Cientos de puentes de piedra adornan la ciudad y los adoquines de las calles, le dan un toque nostálgico y antiguo. Sus casas fueron construidas de manera vertical y con tres o cuatro plantas de altura, que emulan edificaciones de muñecas, por sus ventanas y techos decorados.

En la capital holandesa el libertinaje está permitido, el cual es confundido con libertad y liberación.

Es extraño, pero la prostitución femenina es legal, mas no así la masculina, la cual está prohibida.
La ciudad ofrece una gran variedad de lugares en los cuales el sexo y las drogas están permitidas por ley, pero curiosamente, si dos homosexuales llegan a besarse o tocarse en la calle, van presos por “inmorales”, a pesar de que el matrimonio gay es una realidad en Holanda.

Amsterdam también es una ciudad muy cultural, con cientos de museos y sitios históricos, pero el turismo se ve más atraído por los “cafés” o los prostíbulos callejeros, que por las obras de Rembrandt o Vincent Van Gogh.

Volviendo a mi historia, ya eran las casi las tres de la madrugada y yo aún seguía en la “animada fiesta”, con hambre y viendo casi una escena porno en vivo, mientras Adam le tomaba fotos a la pareja, que cada vez se calentaba más sobre el viejo sillón.

El joven fotógrafo se concentró en la teta de la chica y volteaba la cámara de arriba a abajo para lograr un mejor ángulo de la protuberancia femenina y su dueña ni se inmutaba, porque estaba tan sexualmente excitada, que creo que ni sabía que estaba rodeada de gente.

Mi paciencia, hambre y cansancio llegaron a su fin, entonces me levanté y dije en voz alta:

  • “Disculpen, pero me muero de hambre, ¿alguien podría indicarme dónde carajo ir a comer así sea perros calientes”.

Entonces todos reaccionaron, hasta la cumpleañera, y los tres marihuaneros se me quedaron mirando, hasta que uno de ellos comentó:

  • ¿Ya llevaron al latino a conocer los centros nocturnos de Amsterdam?
  • ¡Pues no! - respondí en voz alta, con la intención de que me sacaran de ese lugar seudo hippie, aburrido, deprimente y con olor a humedad.

Entonces bajamos todos y nos dividimos en dos dos grupos, que viajarían en dos autos.

Con Adam y conmigo venían la parejita, que seguían con su calentura en el asiento de atrás junto a la cumpleañera, que aún cantaba la canción de The Doors en voz baja.


Una noche sin fin

Nos paramos en un puesto callejero de perros calientes. Había mucha gente tomada y drogada en el lugar. Tenía tanta hambre, que me comí dos panes con salchichas sin casi masticarlos.
Por su parte, la cumpleañera solo se tomó una coca cola porque “quería conservar la línea”, mientras que la pareja no se bajó del auto y empezaron a tener sexo en el asiento trasero del mismo, hecho que le produjo a Adam gracia, porque vio como las piernas de la chica salían por una de las ventanillas de su vehículo.

De repente, de la misma salió disparado un condón usado y la pareja bajó rápidamente, ella despeinada y con el maquillaje corrido y él cerrándose la cremallera del pantalón y colocándose los zapatos en plena acera.



  Comimos perros calientes (panchitos) en un puesto callejero de comida rápida



Una vez terminada la “cena rápida” y luego de que a la cumpleañera le diera por vomitar en plena calle, comenzamos a recorrer bares, discotecas y antros, en los cuales durábamos cuando mucho, unos 10 minutos, ya que la intención era que yo los conociera casi todos en una sola madrugada.

Si me preguntan cómo se llaman los lugares que visité, dónde quedan o cuál era la especialidad de cada uno de estos centros nocturnos, pues no tengo ni la menor idea. Solo recuerdo vagamente decoraciones que me parecieron atractivas, también algunos temas que allí sonaban porque los conocía o que estos lugares atraían a públicos muy diferentes, ya que habían bares para todos los gustos.

El que más me llamó la atención fue una discoteca que tenía gogo dancers vestidos de ángeles, de ambos sexos, y bailaban sobre tablas decoradas con algodón que simulaban nubes.

La canción de moda para aquel entonces era “Pump it up” del cantante belga Denzel y, en casi todos los centros nocturnos que visité, sonaba a todo volumen. También “Satisfaction” de Benny Benassi.



Esta era la canción que sonaba insistentemente en los centros nocturnos de Amsterdam. La gente hacía el mismo movimiento de brazos que aparece en este video clip



Afortunadamente el trío de marihuaneros se quedó en uno de los “cafés” que me llevaron a conocer, ya que fue allí que se sintieron a gusto, porque además del cannabis, había talento en vivo y pudo más el vicio que llevarme a conocer la ciudad. ¡Gracias a Dios se quedaron en ese café para drogos, porque de verdad no podía con ellos, ni con su silencio extraño y menos con su fumadera de yerba!

Esta gente me mostró la Amsterdam más festiva, libertina, excesiva y sin límites. Incluso, me llevaron de vuelta al “Barrio Rojo”, porque según ellos, los mejores locales nocturnos están allí, y entonces conocí desde bares gays hasta locales de strippers con hermosas mujeres de Europa del Este.

Se los juro que recorrí alrededor de 30 centros nocturnos entre las 3:30 y 6:00 am. Ya estaba aturdido, cansado, con sueño y con una ganas enormes de volver a Bruselas. Extrañaba mi cama y añoraba con ansias un rato largo de silencio y quietud.



Casi todos los centros nocturnos de esta calle, me los conocí en tan solo 3 horas



¡Problemas otra vez!

Cerca de las seis de la mañana, le recordé a Adam que tenía que tomar el tren que me llevaría de vuelta a Bélgica. Llegamos a la estación y la taquilla está cerrada y había que comprar el ticket en una máquina que sólo recibía tarjeta de crédito o débito, no efectivo.

Todos revisaron sus carteras y nadie cargaba encima sus tarjetas. Miro los horarios y el próximo tren a Bruselas salía a las 12 del mediodía y, para colmo, el ticket costaba 120 euros y yo cargaba encima solamente 18 euros, pensando que el pasaje me costaría esa cantidad, pero se me olvidó por completo que era un viaje a otro país y que el valor no sería el mismo.

Volví a entrar en pánico y entonces Adam sonriente me comentó:

  • “Hagamos algo, yo te llevo a Bruselas en mi auto y tú me llevas a pasear por la ciudad como pago a lo que hice por ti en Amsterdam”.

Cerramos el trato con un apretón de manos, llevamos a la parejita y a la cumpleañera a sus respectivas casas y después pasamos al departamento de Adam para ducharnos, desayunar algo, descansar un poco y después tomar carretera vía Bruselas.

Un paseo cultural

El apartamento de Adam quedaba en una zona de clase media alta. Estaba decorado con sus fotografías, ya sea de modelos o paisajes. Era colorido y muy moderno. Una habitación servía de estudio fotográfico, ya que tenía una gran pantalla blanca pegada a la pared y sobre una mesa habían como 8 cámaras de diferentes modelos y tamaños.

Tomé una ducha, desayunamos café y pan tostado con mantequilla, y mientras él se duchaba, me recosté en un sillón rojo que tenía en la sala y caí rendido del sueño.

De repente, Adam me despierta y pensando que dormí solo unos minutos, veo en el gran reloj que adorna la sala que son las 12:30 del mediodía. Poco antes de salir del departamento, el fotógrafo me pregunta que me fuese gustado conocer de Amsterdam.

  • “Pues, para tu decepción no soy una persona nocturna, aunque igual ayer disfruté mucho del paseo por los bares, pero siempre quise de conocer de este país los molinos, los tulipanes y la casa de Ana Frank” - le dije con algo de pena.

Bajamos y en vez de tomar la vía hacía el estacionamiento donde estaba su auto, desviamos al lado contrario, caminamos unos minutos y pocas cuadras después, me llevó a ver la estatua de una niña, era Ana Frank y me dijo:

  • “Eso que ves ahí es la casa de Ana Frank, vamos, yo te invito a que la conozcas, yo pago la entrada”


                   Estatua que está frente a la casa de Anna Frank



Yo no podía salir de mi asombro. Leí varias veces “El Diario de Ana Frank”, vi las películas que hicieron sobre el tema y siempre sentí curiosidad y atracción por la historia de aquella niña judía, que murió en un campo de concentración nazi y que su relato inocente y cargado de miedo que plasmó en papel, sería un ejemplo de paz para las futuras generaciones.

Adam me dejó en el lugar y quedamos en vernos en una hora en la calle de enfrente.

La casa museo de Ana Frank es un viejo edificio de ladrillos de tres plantas, muestra las fotografías personales de la niña, algunas páginas de su diario ampliadas en grandes imágenes colgadas en los muros y, por supuesto, el lugar donde se escondió con su familia, huyendo de los militares alemanes duranta la Segunda Guerra Mundial. Era un largo pasillo que conducía a unas escaleras que tapaban con una biblioteca de madera y, detrás del mismo, había un cuartito donde convivían más de 5 personas.

El escondite produce claustrofobia, es caluroso y oscuro, no me imagino como la familia Frank pudo esconderse allí tantos años. Pero el miedo y la razón de estar vivos, los hizo permanecer escondidos en ese incómodo cuarto.

Salí de la casa museo con un dejo de tristeza, pero también a la vez muy contento de haber conocido un lugar histórico. Adam me esperaba en la puerta con el auto y arrancamos camino a Bruselas.



Escondite en la casa museo de Anna Frank. Esas escaleras conducen a la habitación donde se escondieron de los nazis



Un viaje inolvidable

En el vehículo sonaba la música de George Michael y el muchacho había hecho unos sandwiches para el viaje mientras yo estaba en la casa de Ana Frank.

De repente, desvió la carretera y agarró por un camino de tierra, que me dijo que era un atajo para llegar más rápido a Bélgica. Volvió a darme un “sustico”, porque este chico era impredesible y de gustos extraños, y pensé que me llevaría a otros lugares locos como los que me “presentó” de madrugada, pero en la medida que avanzamos, comenzaron a aparecer frente a mi terrenos con miles de tulipanes blancos, rojos, amarillos y rosados.

Aquello parecía una imagen de cuento, eran líneas interminables de flores, que se perdían en el horizonte.

Después de rodar como media hora, paró el carro frente a un molino que estaba rodeado de la citadas flores y me dijo sonriente:

  • “Complacido señor, aquí están sus tulipanes y su molino”


Campos de tulipanes, se pierden en la inmensidad porque son muchos kilómetros llenos de flores



Me bajé del auto mudo de tanta belleza, esa imagen solo la había visto en fotos y en documentales de la televisión. Pero verlo en persona es indescriptible, los colores, los olores, la hermosura de esa flor que es elegante y extraña. Vivía un cuento de hadas en vivo y directo. No me salían palabras, me quedé estático observado todo. Adam aprovechó para hacerle fotos al lugar y dejó que me tomara mi tiempo para disfrutar del paisaje, una vez satisfecho y tomando en cuenta que debía volver a Bruselas, le dije al fotógrafo que retomaramos el camino.



 Los tulipanes son flores elegantes y de pétalos duros, pero sin olor alguno


Casi dos horas nos tomó llegar a la capital belga, pero el viaje se nos hizo corto gracias a la música, a la conversación basada en preguntas culturales de parte y parte sobre nuestros respectivos países y, a la emoción de haber conocido Amsterdam por accidente y que este muchacho me hizo el viaje placentero.

Cuando llegamos a Bruselas y me bajo del auto, Adam se quedó tras el volante y me dijo:

  • “Ya te traje, cumplí con mi palabra, estás en tu casa sano y salvo”
  • ¿Y nuestro paseo por Bruselas? - pregunté confundido
  • ¡Lo dejamos para otro día!

Sonriente me dijo adiós y arrancó su vehículo de vuelta a Amsterdam, no si antes hacerme una foto desde su asiento. Esa fue la primera y última vez que vi a ese muchacho en persona.
La visita a Bruselas nunca se dio, no pudimos ponernos de acuerdo a pesar de que siempre estuvimos en contacto y con ganas de un reencuentro. Y pesar del tiempo transcurrido, aún me debe todas las fotos que me tomó durante mis 24 horas perdido en Amsterdam.
Adam y yo seguimos en contacto desde entonces a través de Facebook, y cuando le dije que iba a escribir en mi Blog esta historia, me pidió que le cambiara el nombre y que no publicara su foto por nada del mundo.

Vive invitándome a Amsterdam y yo a Latinoamérica, pero tampoco nos ponemos de acuerdo.

Ah y se me olvidaba contarles este último detalle: desde ese día nunca más tomé un tren en Europa ¡Nunca más!






Video clip de "Satisfaction", otra de las canciones que sonaban en los centros nocturnos que visité






sábado, 21 de marzo de 2015

Perdido en Amsterdam

         Amsterdam y sus hermosos canales de agua


Cuando vivía en Venezuela, escuché en una oportunidad a alguien decir que la vía más rápida, fácil y barata de viajar por toda Europa era utilizando los trenes. Pues..¡eso es totalmente falso! Porque no hay nada más caro, complicado e incómodo que viajar en tren a cualquier ciudad del Viejo Mundo.
La gran mayoría son trenes viejos y, como tal, son lentos e incómodos. Los más modernos son lujososy súper rápidos, pero excesivamente costosos, incluso valen más que un avión.
También es un gran lío tomar el tren, porque están divididos por líneas A,B,C y D que utilizan una sola vía y sus servicios y precios varían dependiendo la hora y los días.

Yo tuve una experiencia muy desagradable y, a su vez, extraña gracias a los trenes de Europa.
Resulta que en una oportunidad, me invitaron a una fiesta cuando vivía en Bruselas, Bélgica.
La recepción se realizaría en un pueblo cercano a Holanda, quedaba a solo 45 minutos de la capital belga y debía estar allí a partir de las 9:00 pm. Poco antes de salir de la residencia, me guardé 50 euros en la cartera, pensé que no necesitaba mucho dinero ya que iba a una reunión. Recuerdo que ese día había mucho frío y usé bufanda, guantes y sobretodo.

Era viernes y me tocó hacer una gran fila en las taquillas de la Estación Cental de Trenes de Bruselas, para poder comprar los tickets, ya que habían cientos de turistas en pantalones cortos y chanclas cargando mochilas, que pretendían viajar a otras ciudades belgas u holandesas.
Viendo su atuendo, me preguntaba: ¿no tienen frío con tan poca ropa y, por qué carajo los europeos y norteamericanos tienen la mala maña de andar casi desnudos y en chancletas de goma cuando van a turistear?



                            Estación central de Bruselas


Estuve largo rato en la fila y aproveché el tiempo para mandarle mensajes telefónicos a mis amigos anunciado que ya iba en camino. Cuando tocó mi turno en la taquilla, compré solo el pasaje de ida que me costó 7,95 euros, ya que me traerían de vuelta a Bruselas en auto, una vez finalizada la fiesta.
El ticket indicaba que me tocaba tomar el tren en el andén número “2” y el aparato llegaría a la estación a las 7:30 pm en punto y así fue. Emocionado, le mandé un SMS a mis amigos con la intención de que me esperaran en la estación y, desde allí, irnos todos juntos a la fiesta.
Uno de ellos me escribió que eran solo 5 estaciones desde el lugar de mi partida y que por favor las contara, para que no me perdiera, ni equivocara el lugar donde tenía que llegar.

Saqué del bolsillo de mi sobretodo un aparato de MP3 y me dediqué a escuchar música mientras el tren rodaba y rodaba. Por la hora, solo se podía ver a través de los vidrios casitas con las luces encendidas en medio de una llanura oscura. De repente, los altavoces del tren anunciaron la primera estación.

“Me faltan cuatro” - analicé y continué escuchando música.

Dios, U2 y mis ganas de conocer un lugar nuevo, me acompañaron durante el viaje.

Mientras miraba por la ventanilla, podía leer los nombres de las estaciones que el tren seguía de largo. De repente, el aparato se paró de nuevo y pude observar que el letrero de la estación no era del mismo color de las otros que había dejado atrás. Pensé que variaba el diseñp dependiendo si las líneas eran A,B o C. Era la segunda parada y me faltaban tres estaciones más para llegar al lugar. Sin embargo, pasaron los minutos y el tren seguía rodando y no se detenía.

Comencé a ponerme nervioso, intenté mandar un SMS a mis amigos, pero dentro del aparato no había cobertura, así que el mensaje me rebotó.


                                  Uno de los trenes de Bélgica


De repente, el altavoz se vuelve a activar y la voz femenina dice en inglés: bienvenidos a la Estación Central de Amsterdam, en tan solo unos minutos arribaremos a la capital holandesa.
Entré en pánico, quedé en shock, se suponía que iba a una ciudad cercana a Bruselas ¡Y terminé en otro país!

Era como si fuera de Barquisimeto a Cabudare y terminé en Bogota, Colombia. O como si fuese de Buenos Aires a Moreno y arribe a Asunción, Paraguay. ¿Ahora que carajo hago yo en Amsterdam?

¿Y ahora qué hago?

Cuando apenas bajé del tren, le pregunté al señor de la taquilla ¿en qué había fallado? ¿por qué el tren no paró en la quinta estación como yo esperaba? Y me dijo:

  • “Ya veo que no le explicaron que tenía que tomar la línea A, B, C o D, es por eso que ahora está en Amsterdam, usted tomó el andén número 2, pero la línea equivocada”

Lo más curioso es que en el bendito ticket no aparecía ninguna letra, solo el número del andén.
Me alejé de la taquilla, tomé mi celular, llamé a mis amigos y me dijeron que tenían más de una hora esperándome en la estación de trenes.

  • “Disculpenme, pero estoy en Amsterdam, Holanda, agarré el tren equivocado, nadie me explicó lo de las líneas A,B,C,D, así que dejénme averiguar cómo me devuelvo hasta allá”.

Corrí hasta la taquilla, pero la estaban cerrando, le dije que al vendedor que necesitaba un ticket de vuelta urgente a Bélgica y éste sonriente me comentó:

  • “Lo siento señor, pero el próximo tren a Bruselas parte mañana a las 6:00 am y los tickets se compran al momento, no por anticipado”.

Me dió un ataque de nervios, vuelvo a llamar por teléfono a mis amigos y éstos me dicen que no pueden viajar hasta Amsterdam a buscarme, porque les queda lejos, así que sí o sí tenía que quedarme en esa ciudad y esperar el primer tren al día siguiente para volver a Bélgica.

Me tomo un respiro para calmarme un poco, reviso mi cartera y solo tenía encima 42 euros, creanme que desde ese día juré más nunca salir con la cartera vacía de casa. Con esa pequeña cantidad de euros tenía tres opciones: comer algo o pagarme un cuarto en un hostal -que es lo más barato- para pasar la noche o utilizar el dinero para pagar el ticket de vuelta a Bruselas.


                               Estación Central de Amsterdam



Normalmente cuando viajo a un país extranjero, planifico mi visita al lugar con antelación.
Lo primero que hago es sentarme frente a la computadora y usar la Internet. Allí busco los sitios turísticos a visitar, anoto los precios, direcciones, opciones donde comer y más. Pero en este caso, fue un turismo “obligatorio” y, lo que es peor...¡Sin dinero!.

Un café que no era café

Eché a caminar para aclarar mi mente, pensé que la mejor opción era caminar por la ciudad hasta que amaneciera. A pocos metros de la estación había un café. Pensé tomarme una taza de café negro, para así aguantar el sueño.

El lugar era de dos plantas, arriba tenía como una terraza llena de mesas y se veía mucho humo, se notaba que era el lugar para fumadores, pero cuando entré al interior, también la gente estaba fumando y la humadera apenas dejaba verles la cara. Olía fatal, olía a marihuana que se mezclaba con el olor a tabaco tradicional, mas olor a incienso que era utilizado para camuflar los otros olores desagradables, todo esto creaba un ambiente pesado y difícil de respirar.
Sonaba a todo volumen música de Bob Marley y había mucho calor. Comencé a toser, me abaniqué con la mano para apartar algo de humo de mi cara.



                      Había tanto humo en el lugar, que parecía neblina


Apenas me senté, la mesera me dio un menú bastante raro, ya que por ningún lado había comida, ni bebidas, salvo un par de tortas, té de varios sabores y nombres de países con diferentes precios.
De verdad que no entendía nada, le pedí un café y me dijo que en Amsterdam “los cafés” eran lugares donde se fumaba marihuana y no donde servían bebidas o comidas.
Allí la droga es legal, siempre y cuando tengas un carnet aprobado por el gobierno, que te da derecho a consumirla, en caso de ser extranjero o no portar dicho permiso, te está permitido consumir ciertos gramos.

El menú que la chica me facilitó detallaba la procedencia de la marihuana por países y los precios de la misma por gramos. Mientras que las tortas y la variedad de té que aparecían en la carta, también eran a base de cannabis. Pues, no tardé en salir corriendo del lugar, porque no bebo, ni fumo y menos debutaré en el mundo de las drogas en un país extranjero. La mesera me indicó que en restaurantes o bares, podría conseguir el ansiado café negro que requería. Salí corriendo del lugar, pero el olor a humo se me quedó pegado en la ropa, y seguro quien me lo sentía, pensaría que yo también consumo cannabis y que andaba drogado por la calle. ¡Que raya!

Dos cuadras más adelante había un restaurante, afortunadamente libre de humo y de drogas.
Allí si me ofrecieron café y el ambiente era más tranquilo. Canciones de jazz clásico salían de los altavoces del lugar y una gran lámpara de cristales traslúcidos adornaba un techo decorado con pinturas de ángeles. Mientras tomaba el café, analizaba si me quedaba un par de horas en el restaurante, porque allí me sentía seguro o caminaría por la ciudad, para por lo menos decir que conocí Amsterdam.




       Un menú parecido a este fue el que me ofreció la mesera


De repente, sonaron los clicks automáticos de una cámara fotográfica, busqué con la vista de donde salían dichos sonidos y resulta que en la mesa detrás de la mía, estaba un muchacho, con una cámara hipermoderna y un lente gigantesco, haciéndome fotos a distancia.
Puse mala cara y entonces el joven se acercó y me pidió disculpas por su atrevimiento. Me dijo que se llamaba Adam y que estudiaba arte. Que se iba a especializar en fotografía y que le parecí un personaje de “belleza exótica y salvaje”. Le dije que estaba describiendo a un loro o a una guacamaya con esos términos y se echó a reír.

Le dije en español: ¡el coño de tu madre, anda a comparar con un loro a tu abuela! ¡Salvaje y exótico es tu culo, pajúo!

Y cuando me pidió la traducción al inglés del insulto que le propiné, le dije sonriente: nada, que se ve que eres buen fotógrafo y se nota que el arte es tu pasión.

Comenzamos a conversar y al preguntarme qué hacía en Amsterdam, le conté mi equivocación al tomar el tren y me dijo:

  • “Entonces debes aprovechar al máximo tu viaje a Amsterdam, ven y te llevo a conocer la ciudad”.

Una noche muy pero muy extraña

Lo primero que hizo Adam fue llevarme al “Barrio Rojo”. Allí están los centros de prostitución de Amsterdam. Es un barrio frente a uno de los canales de agua, lleno de caserones en los cuales las mujeres se exhiben en ropa interior en grandes ventanales que están alumbrados con bombillos rojos.
El muchacho me explicó que los de la calle de enfrente eran burdeles ilegales, mientras que donde estábamos era la prostitución legal, que era aprobada y controlada por el gobierno.
Me dijo que el libertinaje era el pan nuestro de cada día en la capital holandesa, tanto era así, que hasta se había creado para la época un partido político que apoyaba la pedofilia, pero los demás países europeos habían rechazado la idea y lo eliminaron sin pensarlo dos veces. Si revisan en la Internet, aparecen los reportajes y las notas de rechazo contra esta sarta de enfermos mentales que creyeron que era normal el abusar de un infante. De verdad que yo los fuese puesto presos a todos y le impondría cadena perpetua para que no sigan destruyéndole la vida a seres inocentes.




  Uno de los famosos cafés de Amsterdam, donde precisamente NO venden café




En pleno paseo, Adam recibió una llamada a su teléfono celular, habló unos minutos en su lengua natal y me preguntó:

  • “¿Te gustaría ir a una fiesta? Es que una gran amiga está de cumpleaños y se lo están celebrando en su apartamento, ¿te gustaría ir conmigo?”

De verdad que me lo pensé, soy desconfiado por naturaleza y a pesar que de Adam se había mostrado educado, inteligente y, aparentemente buena persona, le dije que no me animaba la idea. Entonces insistió y fui bajo la condición de que no iba a un lugar lleno de mafiosos, prostitutas, pedófilos o drogadictos. Se rió, me dijo:

  • Te aseguro que mis amigos no son nada de lo que me indicas, salvo el consumo de drogas, que aquí en Amsterdam es normal fumar marihuana.



Imagen del "Barrio Rojo" de Amsterdam, donde las prostitutas se exhiben en ventanales




De inmediato pensé que debía esperar sí o sí hasta el amanecer para tomar el tren de vuelta a Bruselas, entonces la única opción que me brindaba la noche era arriesgarme a asistir a la dichosa fiesta, total, no tenía más nada que hacer y además el hambre ya me estaba atacando.

Nos montamos en el auto de Adam y después de varios minutos rodando, mientras yo disfrutaba los canales de agua que adornan la capital holandesa, llegamos a un viejo edificio de ladrillos.
Subimos un par de pisos y cuando la puerta se abrió, se los juro que la escena me remontó a la década de los 60, porque aquello parecía más un encuentro hippie que una fiesta.

Adam gritó en voz alta y todo el mundo guardó silencio:

- “Su atención por favor, este es un amigo venezolano y se llama José. Él no habla holandés, solo inglés, así que desde este momento todos hablaremos inglés para que él no se sienta incómodo”.

Acto seguido, todos comenzaron a hablar en inglés.



 Así de hermosa se veía la ciudad cuando la recorrí de madrugada


En el dañado sofá de la sala había una pareja de novios que se besaban, tocaban y acariciaban, sin percatar que estaban rodeados de personas. Estaban en su mundo y por más que había ruido a su alrededor, ni se inmutaban.

En un rincón estaba la cumpleañera, que colocaba en un tocadiscos como de los 70s un long play de The Doors y repetía sin parar el tema “Light my fire”, que a su vez bailaba alzando los brazos y con los ojos cerrados. El aparato sonaba horrible y el disco se pegaba porque estaba rayado, pero igual la chica disfrutaba la canción y la cantaba en voz alta.


En la cocina habían tres hombres fumando marihuana, se pasaban el cigarrillo fabricado a mano con papel periódico, no decían ni una palabra, estaban en silencio y concentrados en consumir la yerba.

Adam comentó que tenía hambre, entonces abrió el refrigerador, sacó un muslo de pollo del mismo y comenzó a morderlo con dificultad. Después comenzó a tomarle fotos a los presentes en el lugar.
De repente, la chica que estaba en el sofá comenzó a jadear, mientras su novio le metía la mano bajo la falda y, acto seguido, le sacó una teta de la blusa.
A pesar de la perfección del seno al aire y de su hermoso color rosado, nadie se percató del erótico hecho y la parejita aprovechó la situación para ponerle más picante al asunto.

Mientras los novios se preparaban para tener sexo delante de los presentes, respiré profundo y me dije a mi mismo:

  • “¡Ay José Luis Mata!¿Dónde mierda te metiste”?


CONTINUARÁ....


Joseluismatasanchez@gmail.com - Marzo 2015



Reportaje sobre el Barrio Rojo y los Cafés de Amsterdam